LA SANG REIAL
El 16 de Marzo de 1244 los Cataros o Bons homens refugiados en el castillo de Montsegur se rendian a las tropas francesas a las ordenes del senescal de Carcassone Hugues des Arcis, despues de haber empezado el sitio del castillo en el mes de mayo de 1243 con unos efectivos de 6.000 hombres frente a 500 cataros de los que 150 de ellos componian la guarnición.
Pere Roger de Miralpeix jefé de la guarnición negocia con el Senescal Hugues des Arcis dicha rendición el miercoles dos de mayo de 1244, al que había pedido anteriormente un plazo de 15 días para que los bons homens del castillo pudieran poner en orden sus asuntos.
En realidad dicho plazo fué solicitato por Miralpeix a instancias de Bertrand Marty, obispo de los Cataros (Bons homens), para poder poner a salvo el mal llamado tesoro cataro, desde Montsegur lugar sagrado de los cataros, donde dicho tesoro se había custodiado, desde el mísmo momento que les fué entregado por los templarios, de hecho el castillo fué reconstruido por Raimón Percilles en 1208 a petición de Bertrand Marty para dicho fin, con el visto bueno de Ermesenda Condesa de Carcassona y El conde de Foix, propietarios del castillo, profesando Ermesenda la fé catara.
Los cuatro personajes elegidos 15 días antes de efectuarse formalmente la rendición fueron Amiel, Alicart, Hugo Poitevin y el portador de la Sang Reial viviente, los cuales se descolgaron por la parte más inaccesible de la fortaleza por la garganta de Lassex y descienden encordados a lo largo del acantilado, atraviesan el puerto de La Peyre no sin antes haber encendido según lo acordado un fuego en el vecino monte de Bidorta, era la señal de que el tesoro estaba a salvo.
La señal para que los perfectos (Bons Homens) del castillo empezaran a cantar, al mísmo tiempo que en su totalidad con su obispo al frente se dirigian a la explanada al pie del castillo, donde se había encendido una hoguera a la que se fueron arrojando tras subir una escalera de madera sin dejar de cantar,
Los 300 bons homens habian preferido morir quemados antes de abjurar de sus creencias y de su lealtad a la sangre verdadera.
Mientras tanto los cuatro caballeros siguen su camino pasando por Cosson, Montaillon y llegan al castillo de Usson, reuniendose alli con los perfectos que ya en Navidad habían escondido el "Tesoro", los cuatro deciden seguir con el plan templario y siguen por el Camino Frances, hasta enlazar con el Camino Español que los tiene que llevar al final de la tierra, a Finis Terrae, donde les espera una nave de la flota templaria del Atlántico con base en el puerto de La Rochelle.
Los 300 bons homens habian preferido morir quemados antes de abjurar de sus creencias y de su lealtad a la sangre verdadera.
Mientras tanto los cuatro caballeros siguen su camino pasando por Cosson, Montaillon y llegan al castillo de Usson, reuniendose alli con los perfectos que ya en Navidad habían escondido el "Tesoro", los cuatro deciden seguir con el plan templario y siguen por el Camino Frances, hasta enlazar con el Camino Español que los tiene que llevar al final de la tierra, a Finis Terrae, donde les espera una nave de la flota templaria del Atlántico con base en el puerto de La Rochelle.
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