CONTAR
LA PARÁBOLA (Los números son letras y las letras números)
La parábola es una narración codificada y no deja de ser un cuento que esconde una metáfora, cuando contamos un cuento estamos haciendo precisamente esto y nada más que esto "Contar".
Existe en el Pentateuco (La Torá) la más bella parábola de amor que se ha escrito jamás atribuida al rey Salomón.
EL CANTAR DE LOS CANTARES (SHIR HASHIRIM)
Capítulo I
Béseme él con los besos de su boca. Porque tu amor es mejor que el vino. Tus ungüentos tienen una agradable fragancia. Tu nombre es como ungüento derramado. Por eso te aman las doncellas. Atráeme, correremos en pos de ti. El rey me trajo a sus cámaras. Nos alegraremos y nos regocijaremos en ti. Encontraremos tu amor más fragante que el vino. Verdaderamente te aman. "Soy morena, pero hermosa, oh hijas de Jerusalén (Yerushaláyim), como las tiendas de Kedar, como las cortinas de Salomón. No me miréis así porque soy morena. Es que el sol me ha tostado. Los hijos de mi madre se airaron contra mi. Me hicieron guardiana de los viñedos, pero no guardé mi propio viñedo". Dime tú a quien ama mi alma dónde apacientas (tu rebaño), dónde lo haces descansar al mediodía. ¿Por qué debo ser yo como una que se cubre con velo, junto a los rebaños de tus compañeros?. Si no lo sabes - ¡oh tú, la más hermosa entre las mujeres! -, sigue tu camino tras los pasos del rebaño, y sustenta a tus cabritos, junto a las tiendas de los pastores. Te he comparado, oh amor mío, con una yegua de los carros de Faraón (Par´ó). Graciosas son tus mejillas entre tus trenzas, y tu cuello con cuentas (de perlas). Te haremos trenzas de oro con tachones de plata. Mientras el rey se reclinaba junto a su mesa, mi nardo difundía su fragancia. Como manojo de mirra es para mi amado. Entre mis pechos reposa. Mi amado es para mi como un ramillete de alheña de las viñas de Ein Guedi. He aquí que eres hermosa, oh amada mía; he aquí que eres hermosa. Tus ojos son como palomas. He aquí que eres hermosa, oh amada mía, dulce bien. También nuestro lecho es de flores. Las vigas de nuestras casas son de cedro y nuestros artesanados son de ciprés.
Capítulo II
SOY UNA rosa de Sarón (Sharon), una azucena de los valles. Como la azucena entre los espinos, así es mi amada entre las doncellas. Como un manzano entre los árboles del bosque, así es mi amado entre los jóvenes. Bajo su sombra me deleitaba sentada, y su fruta era dulce a mi paladar. Me condujo a su casa de banquetes, y su estandarte sobre mi era el amor. "Confortadme con pasas, sustentadme con manzanas, porque desfallezco de amor". Esté su mano izquierda debajo de mi cabeza, y abráceme su diestra. "Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalén, por las gacelas, y por las siervas del campo, que no despertéis ni agitéis a mi amada hasta que ella quiera. (¡Escuchad!) Es la voz de mi amado. He aquí que viene saltando sobre las montañas, brincando sobre las colinas. Mi amado es como una gacela o un cervatillo. He aquí que ya está detrás de nuestra pared. Mira por la ventana. Atisba por las celosías. Habló mi amado y me dijo: "Levántate, amada mía, hermosa mía, y sal conmigo, porque he aquí que ha pasado el invierno y han pasado las lluvias. Ya aparecen las flores en la tierra. Ha llegado el tiempo de cantar, y se oye la voz de la tórtola en nuestra tierra. La higuera muestra sus verdes higos, ha llegado el tiempo de cantar, y se oye la voz de la tórtola y exhalan su fragancia las viñas en flor. Levántate, amada mía hermosa mía, y sal conmigo. ¡Oh paloma mía que anidas en las endiduras de la roca, en las grietas de la escarpa!. Déjame ver tu rostro, déjame oír tu voz, porque dulce es tu voz y agraciado es tu rostro". "Atrapemos a los zorros, los pequeños zorros que arruinan los viñedos, porque nuestros viñedos están en flor". Mi amado es mío y yo soy suya. Él apacienta (su rebaño) entre las azucenas. Cuando refresque el día y declinen las sombras de la tarde, vuelve, oh amado mío, y sé como una gacela o un cervatillo sobre las montañas escarpadas.
Capitulo III
SOBRE mi lecho, de noche, busqué ál que ama mi alma. Busquéle, mas no le hallé. (Me dije): "Me levantaré ahora e iré por la ciudad, por las calles y por las plazas. Allí buscaré al que ama mi alma". Busquéle, mas no le hallé. Encontráronme los guardias que hacen la ronda por la ciudad. "¿Habéis visto al que ama mi alma?" (les pregunté). No bien pasaron ellos encontré al que buscaba mi alma. Asíme de él y no quise soltarle, hasta que lo traje a la casa de mi madre y a la cámara de la que me concibió. "Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalén, por las gacelas y por los cervatillos del campo, que no despertéis ni incomodéis a mi amado hasta que a él le plazca". ¿Qué es eso que sube del desierto como columnas de humo, perfumado con mirra y olíbano y con todos los polvos (aromáticos) del mercader? He aquí que es la litera de Salomón. Sesenta valientes la rodean, de los hombres más poderosos de Israel. Todos portan espada y son expertos en la guerra. Cada hombre tiene su espada sobre sus lomos, por las acechanzas de la noche. El rey Salomón se hizo un palanquín de madera del Libano (Levanón). Sus postes los hizo de plata, la techumbre de oro, el asiento de púrpura y el interior fue tapizado con el amor de las hijas de Jerusalén. Acercaos oh hijas de Sión, y contemplad al rey Salomón, y la corona que su madre le puso en el día de sus esponsales y en el día de la alegría de su corazón.
Capítulo IV
HE AQUI que eres hermosa, amada mía; he aquí que eres hermosa. Tus ojos son como palomas detrás de tu velo. Tus cabellos son como un rebaño de cabras que bajan del monte Galaad (Guil´ad). Tus dientes son como un hato de ovejas esquiladas todas igual, que suben del lavadero en parejas sin que falte ninguna. Tus labios son como hilo de grana, y tu boca es graciosa. Como una granada partida son tus mejillas detrás de tu velo. Tu cuello es como la torre de David, construida con roquetas, de donde penden mil escudos, toda la armadura de los valientes. Tus dos pechos son como dos gacelas mellizas que corretean entre las azucenas. Cuando refresque el día y declinen las sombres de la tarde me iré al monte de la mirra y a la colina del incienso. Toda tú eres hermosa, oh amada mía, y no hay mancha en ti. Ven conmigo desde el Libano, esposa mía , conmigo desde el Libano. Mira desde la cima del Amaná desde la cumbre del Senir (Shenir) y del Hermón (jermón), desde los cubiles de los leones, desde las montañas de los leopardos. Me has arrebatado el corazón, hermana mía, esposa mía. Me has arrebatado mi corazón con uno de tus ojos, con una perla de tu collar. ¡Cuán perfecto es tu amor, hermana mía, esposa mía!¡Cuánto mejores que el vino son tus caricias! ¡Y cuánto mejor es la fragancia de tus ungüentos que todas las especies!. Tus labios, oh esposa mía, destilan miel. La miel y la leche están bajo tu lengua. Y el perfume de tus vestidos es como la fragancia del Líbano. Un jardín cerrado es mi hermana, mi esposa. (Es) una fuente cerrada, un manantial cegado. Tus plantas son un vergel de granados y frutas escogidas, de alheñas y nardos; nardo y azafrán, cálamo aromático y canela, con todos los árboles que dan incienso; mirra y áloe, con las principales especias. Eres una fuente de jardines, un pozo de aguas corrientes y arroyos que fluyen del Líbano. Despierta oh viento norte, y ven tú sur. Sopla sobre mi huerto, para que se difundan sus aromas. Venga mi amado a su huerto y coma sus preciados frutos.
Capitulo V
HE VENIDO a mi huerto, oh hermana mía, esposa mía. He recogido mi mirra con mis especias. He comido mi panal con mi miel. He bebido mi vino con mi leche. Comed amigos. Bebed, si, bebed en abundancia, mis bien amados. Yo duermo, pero mi corazón está velando. ¡Escuchad! Mi amado llama. "Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, inmaculada mía, porque mi cabeza está empapada en rocío, y mis cabellos con las gotas de la noche". Me he quitado el manto. ¿Como me lo vestiré de nuevo? Me he lavado los pies. ¿Como me los ensuciaré otra vez?. Mi amado metió la mano por el agujero de la puerta, y mi corazón se estremeció por él. Me levante para abrir a mi amado. Y mis manos goteaban mirra, y la mirra de mis dedos mojó la manecilla del cerrojo. Abrí a mi amado, pero mi amado se había ido. Mi alma desfallecía desde que me había llamado. Busquéle mas no pude hallarle. Le llamé, pero no me respondió. Me encontraron los guardianes que andan por la ciudad, quienes me golpearon e hirieron. Los cuidadores de los muros me quitaron el manto. "Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalén. Si encontrareis a mi amado ¿qué le diréis? Pues que desfallezco de amor" ¿En qué es tu amado mas que otro amado oh tú, la más hermosa entre las mujeres? ¿En qué es tu amado más que otro amado, para que así nos conjures? "Mi amado es blanco y rubicundo, sobresaliente entre diez mil. Su cabeza es como del oro más fino. Sus cabellos son ondulados y negros como el cuervo. Sus ojos son como palomas junto a los arroyos, bañadas con leche y descansando en la orilla. Sus mejillas son como jardín de balsameras, como canteros de dulces hierbas. Sus labios son como azucenas y destilan mirra. Sus manos son como varas de oro ornadas con crisólito. Su cuerpo es como marfil pulido esmaltado de zafiros. Sus piernas son como pilares de mármol, que descansan sobre bases de oro fino. Su aspecto es como el del Líbano, hermoso como los cedros. Su boca es dulcísima. Todo él es la dulzura misma. Así es mi amado, Así es mi amigo, oh hijas de Jerusalén".
Capitulo VI
"¿DONDE se ha ido tu amado, oh tú, la mas hermosa entre las mujeres? ¿Hacia dónde se dirigió tu amado, para que podamos buscarle contigo?" "Mi amado bajó a su huerto, a las eras de bálsamo para regar los jardines y recoger azucenas. Yo soy de mi amado y mi amado es mío. Apacienta (su rebaño) entre las azucenas". Eres tan hermosa, oh amada mía, como Tirza (Tirtzá), bella como Jerusalén, terrible como un ejercito de estandartes. Aparta tus ojos de mí, porque me han rendido. Tu cabello es como un rebaño de cabras que bajan desde Galaad. Tus dientes son como una manada de ovejas que suben del lavadero, de a pares, sin que falte ninguna. Como granada partida son tus mejillas, detrás de tu velo. Hay sesenta reinas y ochenta concubinas, y las doncellas que las asisten son sin número. Mi paloma, mi inmaculada. es única. Es la única de su madre. Es la escogida de quien la concibió. Las hijas la vieron y la llamaron feliz. Si, la alabaron las reinas y las concubina. ¿Quién es la que mira como el alba, hermosa como la luna, clara como el sol, terrible como un ejercito con estandartes? Bajé al huerto de las nueces, para mirar las verdes plantas del valle y ver si la vid estaba brotando y los granados habían florecido Antes de que me diera cuenta mi alma me había llevado sobre los carros (de guerra) de mi noble pueblo.
Capítulo VII
VUELVE, vuelve, oh Sulamita (Shulamit). Vuelve, vuelve, para que podamos verte. ¿Qué veremos en la Sulamita? Algo parecido a las danzas de Majanaim (Majanáyim). ¡Que hermosos son tus pasos en sandalias, oh hija del príncipe! Los contornos de tus caderas son como los eslabones de una cadena, obra de las manos de un artifice. Tu ombligo es como un ánfora , donde no falta ningún vino sazonado. Tu vientre es como un manojo de espigas de trigo revestido de azucenas. Tus dos pechos son como dos gacelas mellizas. Tu cuello es como una torre de marfil. Tus ojos (son claros) como los estanques de Jesbón (Jeshbón), junto al portón de Bat Rabim. Tu nariz es como la torre del Libano, que mira hacia Damasco (Damésec) Tu cabeza sobre ti es como el Caremelo, y los cabellos de tu cabeza como la púrpura. El rey está cautivo en sus trenzas. Cuán bellas y encantadora eres, oh amada mía, para las delicias!Tu porte es como el de una palmera, y tus pechos se asemejan a racimos de uvas. Dije: "Me subiré a la palmera. Me asiré de sus ramas. Sean tus pechos como recimos de uvas, y la fragancia de tu rostro como de manzanas, y el cielo de tu boca como el mejor vino, que se desliza suavemente para mi amada y hace mover apaciblemente los labios de los que están dormidos". Yo soy de mí amado y su deseo es hacia mí. Ven, amado mío, vayamos al campo, pernoctemos en las aldeas. Levantémonos temprano y vayamos a los viñedos para ver si han brotado las viñas, si la flor del vino se ha abierto y si los granados están florecidos. Allí te daré mi amor. Las mandrágoras axhalan su fragancia, y a nuestras puertas hay toda suerte de frutos preciados, nuevos y añejos, que tengo guardados para ti, oh amado mío.
Capítulo VIII
¡OH SI tú fueras como mi hermano, que mamaba los pechos de mi madre! (Entonces) cuando te hallare fuera, te besaría, y nadie me despreciaría por ello. Te conduciría y te traería a casa de mi madre para que me instruyeras. Te haría beber vino bien sazonado y el zumo de mis granadas. Su izquierda estaría debajo de mi cabeza y su diestra ma abrazaría. "Os conjuro, oh hijas de Jerusalén, que no despertéis ni incomodéis a mi amor hasta que a él le plazca". ¿Quién es la que sube del desierto apoyándose en su amado? Debajo del manzano te desperté. Allí tu madre tuvo dolores de parto por ti. Allí estuvo en trance y te dio a luz. Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, porque el amor es fuerte como la muerte y los celos son crueles como la tumba. Sus ascuas son ascuas de fuego, la llama misma del Eterno. Muchas aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos pueden ahogarlo. Si uno diera por el amor todos los bienes de su casa, sería menospreciado. Tenemos una hermanita que no tiene pechos (todavía) ¿Qué haremos por nuestra hermanita en el día en que sea pedida? Si ella fuera un muro, construiríamos sobre ella una torrecilla de plata, y si fuese una puerta, la rodearíamos con tablas de cedro. Yo soy un muro, y mis pechos son como sus torres. Yo estaba en sus ojos como quien halla paz. Salomón tenia un viñedo en Baal Hamón. Lo arrendó a sus cuidadores. Cada cual por su fruto traía mil siclos de plata. Mi viñedo, que es mío, esta delante de mí. Tu. oh Salomón, tendrás los mil (siclos), y los que guardan el fruto doscientos. ¡Oh tú que vives en los huertos! Los compañeros escuchan tu vos. Haz que yo (también) la oiga. Apresúrate, amado mío, y sé como el corzo o como el cervatillo, sobre las montañas de los bálsamos.
Para A.....
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